El balance entre botineras y jugadores de fútbol se ha alterado por completo. El número de chicas deseosas de atrapar un futbolista excede notablemente a la cantidad de jugadores existente.
Frente a ello, dos botineras se hicieron presentes en un partido de baby-fútbol (categoría "cebollitas") y trataron de seducir a los pequeños de cualquier manera.
"Capaz que de grandes les sale un pase a Italia", se justificaba una de ellas, mientras la otra les ofrecía helado y caramelos a los que le parecieron más prometedores.
Detenidas por la Policía, debieron ser reducidas por la fuerza. "¡Queremos un futbolista, aunque sea uno para las dos!", gritaban histéricamente.
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