"Dos horas de tardanza son suficientes", aconseja el estudio. "Eso les da tiempo para hablar de enfermedades, mostrarse unos a otros las cicatrices, criticar a la enfermera y demás", indican más adelante.
El revolucionario trabajo asegura que salen de la consulta mucho más contentos. Llegan a su casa y comentan: "había uno que estaba más jodido que yo", o cosas similares.
Las revistas cumplían una función inútil en la sala de espera, afirma el estudio. "Ahora es mejor darles tiempo a los viejos para interactuar y socializar como es debido", concluye.
"Vaya uno a saber cuántas amistades habrán comenzado comparando analgésicos o anticoagulantes", comenta el autor del trabajo al final.
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