"Hace un par de meses, vi a Michelle a las risitas y toqueteos con un jardinero de la Casa Blanca", comenzó diciendo el mandatario de Estados Unidos. "Entonces llamé a la CIA y les dije: me averiguan qué carajo pasa acá".
Al parecer, los agentes secretos descubrieron que el rumor de los cuernos de Obama ya era un chisme difundido entre mandatarios de todo el mundo. "Así que los empezamos a espiar a todos, para ver qué comentaban entre ellos", declaró un director de la CIA.
Los resultados más jugosos se obtuvieron en la peluquería donde va Merkel y en varios boliches que frecuenta Berlusconi. "Llenamos todo de micrófonos, por las dudas", explicó un espía. Pero tanta actividad hizo que fuesen descubiertos.
"Así que ahora, encima de cornudo, quedé pegado con todo el mundo", declaró visiblemente enojado el ocupante de la Casa Blanca. "Me voy a consolar con Beyoncé", finalizó diciendo Obama.
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