Nuestro amado presidente habría pasado momentos de verdadera angustia, en los cuales temió genuinamente por su vida. Un grupo comando lo secuestró a la salida de sus oficinas, tras de lo cual partieron con rumbo desconocido.
Trascendió que lo retuvieron por varias horas, en el transcurso de las cuales los desconocidos pretendieron cortarle el pelo, hacerle un peinado prolijo, vestirlo en forma atildada, hacer que usara una corbata y, sobre todo, hacerle pronunciar las "eses" al final de las palabras.
Por suerte y gracias a Dios, la resistencia de nuestro líder acabó por vencerlos y se vieron obligados a dejarlo, incólume, en un lugar alejado de la ciudad.
"Esto es cosa de la derecha", alcanzó a decir el presidente a quienes acudieron en su ayuda, antes de desmayarse.
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