"Sí, tal cual, nos fundimos", declaró el gerente general de la empresa. "Y pensándolo bien, la culpa es nuestra, hicimos las muñecas más realistas que existieron nunca".
Los diseñadores se esmeraron en que el producto final fuese poco menos que indistinguible de una mujer de carne y hueso.
"Hablan sin parar hasta que se les agota la batería", explicó el funcionario. "Y tienen un repertorio de dos mil críticas maritales diferentes y aleatorias", agregó sin ocultar su orgullo uno de los ingenieros.
"Si se las coloca en posición sexual, de inmediato gritan 'Me duele la cabeza, ¿entendiste?'," añadió otro diseñador.
"Ya estábamos pensando en el modelo 2.0, que te llenaba de cargos la tarjeta de crédito y hasta te ponía los cuernos", terció otro ingeniero. "Otra vez será".
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