"Carajo, no tuvimos suerte", exclamó apesadumbrado el Papa Francisco, tras intentar sin éxito el exorcismo de Cristina. "Está bien, no soy Max Von Sydow ni Anthony Hopkins, pero igual me esmeré y no hubo caso", siguió diciendo el hombre.
En cambio, los sacerdotes auxiliares se mostraron más bien confundidos. "No hubo vómito de líquido verde, pero escupía tarjetas SUBE para todos lados", indicó uno de ellos. "Y a mí me tocó el culo y me dijo si quería ser vicepresidente", confesó otro de los presentes, horrorizado.
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