Cientos de vehículos, seguramente cargados de alimentos, frazadas y juguetes, han cruzado las fronteras para empezar a repartir su carga entre aquellos ucranianos que aún tengan dudas de las intenciones rusas.
"Les vamos a dar hasta convencerlos", explicó un simpático y amable general ruso, veterano de la campaña humanitaria soviética en Afganistán.
Entretanto, se supo que el presidente Obama estaba un poco celoso, porque deseaba ocuparse personalmente del asunto, enviando 500.000 marines para pacificar la situación y aumentar su chance de obtener otro Nobel de la Paz.
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