"La pobre criatura está siendo contenida por un equipo de sicólogos", explicó su maestra. Por el momento, se sabe que los sicólogos juegan con él al Play, le compran todo lo que pide y lo llenan de golosinas. "A nosotros no nos mandó a cagar, lo cual prueba que estamos más capacitados que los padres para comprenderlo", afirmó con orgullo uno de los sicólogos.
"Le dejamos ganar al Play y no hemos vuelto a hablarle de ir a la escuela", agregó otro de los profesionales. Por ahora no hay un diagnóstico formulado, pero se sospecha que los padres eran muy inflexibles en el trato con el niño. "Pretendían que no fumara y que se durmiera antes de las tres de la madrugada", dijo meneando la cabeza otro sicólogo.
"La clave está en evitar el autoritarismo, pero no todo el mundo lo comprende", explicaron al unísono.
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